Entrevista con Aauri Bokesa, atleta olímpica. La casualidad hizo que se convirtiera en atleta. Cuentan que la AD Marathon, clásico club madrileño de atletismo, se había quedado sin ninguna atleta para cubrir la prueba de 400 metros lisos, y la hermana del preparador físico del Estudiantes había oído hablar de sus cualidades como atleta, por lo que habló con ella para ocupar dicha vacante. Aauri aceptó y después de unas básicas explicaciones de cómo tenía que ponerse los tacos y afrontar la carrera, participó y alcanzó el tercer lugar en meta.
Por cierto: es Trabajadora Social. Uniendo sus dos pasiones, esta madrileña de 28 años ha desarrollado el programa «DXT para la vida», de educación en valores y habilidades sociales a través del deporte destinado a menores en riesgo de exclusión, un proyecto financiado por la Agencia Española de la Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD). Hablaremos de deporte, de feminismo, de educación social y de valores: de eso sobre todo.
El atletismo y el baloncesto han sido tus dos grandes pasiones. Ahora, gracias a tu formación como trabajadora social has conseguido aunarlo todo en uno, o ¿siempre lo has vivido como si fuera un uno indivisible?
La verdad es que no conocía mi vocación como trabajadora social. Siempre me ha gustado ayudar a los demás y mi historia personal ha dado lugar a que el deporte y el trabajo social para mí se hayan convertido en uno. No obstante, aunque ha sido así desde siempre no fue hasta hace unos años que me di cuenta.
Al ser hija de migrantes he visto muchas dificultades a mi alrededor relacionadas con la problemática de salir de tu país en busca de una vida mejor. Problemas que dan lugar a situaciones de desventaja e injusticia. De tener que luchar el doble o el triple para poder estar lo más cercano a aquellos que pertenecen a la clase dominante. Por lo que considero que he vivido cercana a muchas personas que se encuentran en situación de desventaja social.
Por otro lado, considero que el deporte, además de darme el haber sido profesional e internacional tanto en baloncesto como en atletismo y dos Juegos Olímpicos, me ha dado grandísimas personas. No solo mis mejores amigas y a mi pareja, sino también entrenadores que se encargaron de formarme como persona al tiempo que me ayudaban a mejorar deportivamente. Considero que, por eso, gracias a mi historia familiar y a esos entrenadores que se convirtieron en referentes estudié trabajo social y a día de hoy coordino un programa de educación en valores a través del deporte para niños y niñas que se encuentran en situación de desventaja social. Programa que salió adelante gracias a la AEPSAD y a mi compañero el Doctor Rodrigo Pardo.
Comenzaste jugando al baloncesto, ¿en qué momento se produce el cambio al atletismo y qué recuerdas de aquellos días?
El cambio se produce por una casualidad. Mi exentrenador, aparte de ser en ese momento el preparador físico del Club Estudiantes es entrenador de atletismo. Yo había acabado la temporada de baloncesto y aunque ese verano tenía selección con la categoría sub 20, entre medias, me ofrecieron correr una carrera de 400 debido a que el AD. Marathon necesitaba una chica en esa jornada de liga. Mi entrenador sabía que pese a no haber entrenado nunca atletismo lo podía hacer muy bien. Y su hermana, que formaba parte del Club Marathon en ese momento, me propuso para esa carrera.
La verdad es que recuerdo que viví todo eso con mucha ilusión y sin nada de miedo, cuando no sabes dónde te metes. Luego, cuando aprendes lo duro que es correr una carrera de 400 metros, todo cambia. Jejeje!! Recuerdo aquellos días como una experiencia muy bonita.
Correr es pura adrenalina, pasión y supongo que magia ¿Qué sentiste la primera vez que corriste?
No me acuerdo bien lo que sentí en mi primera carrera. Pero si te puedo decir que la sensación de correr, cuando mente y cuerpo acompañan, es una sensación mágica, de poder, de energía, de control, de felicidad… No siempre se consiguen esas sensaciones. De hecho, la mayoría de las veces que entreno es agonía y sufrimiento. Jejej!! Pero los días que te encuentras bien y en estado de flow, son simplemente maravillosos.
Conseguiste el sueño de ser olímpica y de competir por España en los Juegos Olímpicos ¿Qué significó para ti vivir ese momento? Las carreras, la villa olímpica, la ceremonia…
Un sueño cumplido. Desde pequeñita soñaba con ser olímpica. Recuerdo con mucho cariño estar con mi familia viendo la ceremonia de inauguración de los Juegos de Sidney 2000 y desear estar ahí algún día. Hasta la fecha, el día más feliz de mi vida como deportista, fue el 7/7/2012 cuando me clasifiqué para los Juegos Olímpicos de Londres. Ese año me perdí la ceremonia de inauguración, pero la pude vivir en Río 2016. Estar junto los mejores deportistas del mundo en un acto así es algo que no se puede explicar, hay que vivirlo.
Por desgracia, ni la carrera de Londres ni la de Río me salieron como me hubiera gustado. Por eso sigo entrenando y trabajando duro, para tener otra oportunidad en Tokio 2020, volver a unos Juegos Olímpicos y poder irme completamente satisfecha.
Dicen de las trabajadoras sociales que siempre hay un detonante personal que hace que el interés por esa formación llegue a una… ¿es así en tu caso??
Como te decía, no sabía que quería estudiar trabajo social. Cuando acabé bachillerato, el primer año me lo tomé como año sabático, me centré en entrenar (aún era jugadora de baloncesto) y en aprender inglés; al año siguiente empecé empresariales y perdí dos años de mi vida. Jajaja. Después, gracias a una conversación con un amigo de mis padres que era educador social, me di cuenta que estaba destinada a estudiar algo relacionado con eso. Como te digo, no vino solo, pero me encanta el trabajo social y los temas sociales y sin ninguna duda, es lo mío. Después de estudiar trabajo social, hice un máster en la UCAM de desarrollo social y ahora estoy estudiando un máster de Acción Socioeducativa para Colectivos Vulnerables en la UNED.
Sabemos que estás inmersa en el desarrollo del programa “DXT para la vida”, un proyecto financiado por la Agencia Española de la Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD). Cuéntanos en qué consiste.
DXT para la vida fue mi trabajo de fin de Grado, un proyecto de educación en valores a través del deporte para menores en situación de desventaja social. Al finalizar, hablé con el exdirector de la Agencia Española de la Protección de la Salud en el Deporte, Enrique Bastida. Yo ya había colaborado con la agencia en otros proyectos y cuando le conté este le encantó. Me puso en contacto con otro colaborador de la agencia. Rodrigo pardo, doctor y profesor en la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y entre los dos perfeccionamos DXT para la vida.
El programa consiste en ayudar a los menores en acogimiento residencial proporcionándoles un proyecto de educación en valores y habilidades sociales a través del deporte. Un educador deportivo acude dos veces por semana durante hora y media, desde mediados de octubre a finales de mayo, y mediante la actividad física y el deporte como excusa trabaja valores como el respeto, la participación y el esfuerzo, la autonomía, la ayuda y el liderazgo, con el objetivo último de que adquieran dichas habilidades y las transfieran a su vida cotidiana.
¿Cuál es la situación de esos niños y niñas? ¿Que crees que les aporta el deporte?
Son menores que se encuentran en acogimiento residencial. Por diferentes circunstancias su familia de origen no se puede hacer cargo de ellos y el estado tiene la tutela. Son niños y niñas con menos oportunidades que el resto, por eso debemos ayudarles a que puedan adquirir las herramientas necesarias para poder desarrollarse de la manera más normalizada posible, teniendo en cuenta su situación.
Sabemos que habéis organizado algún encuentro con deportistas profesionales y suponemos que es una maravillosa fuente de inspiración para los niños y niñas, ¿cómo lo viven ambas partes? Será muy gratificante, ¿qué te aporta a ti personalmente?
Las actividades extraordinarias con los menores es una oportunidad para consolidar todo lo que aprenden en las sesiones ordinarias con el educador deportivo. Acuden a partidos de baloncesto, la Fundación y el Club Estudiantes son nuestros padrinos estrella. Jugadores y diferentes deportistas han acudido a ver a los menores al hogar, los menores realizan visitas a instalaciones deportivas.
Mi actividad favorita hasta la fecha, fue cuando acudieron a un partido de Liga Femenina del Club Estudiantes, durante los descansos los menores de uno de nuestros centros salían a la cancha a jugar, vestidos de estudiantes, con el equipo alevín del club. Ver lo contentos que estaban por formar parte del Club Estudiantes a la vez que vivían esa experiencia, fue algo estupendo. Además, no es solo productivo para ellos, sino también es una experiencia nueva y diferente para las deportistas, tanto para las profesionales como para las niñas alevines que pasaron la tarde con ellos. Es una manera de normalizar y de integrar a los chavales. yo, cuando puedo acudir con los menores a ese tipo de actividades me siento súper feliz. Veo en su cara lo contentos que están por salir del centro y por realizar algo diferente y esa felicidad me la transmiten. Sabemos que son experiencias que se van a quedar con ellos para siempre. Lo mejor suele ser, cuando ven que un deportista se preocupa por ellos, les da consejos, les pregunta… el objetivo es que puedan tener figuras de referencia positivas que les ayuden en su futuro.
Por último, Aauri, en Samaria Social, nos gusta acabar siempre con esta pregunta ¿Dónde vas a estar dentro de un mes?
Sinceramente, aún no sé si estaré por Suiza, que es donde vivo actualmente, o en España
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